Probó con varias especialidades, anestesia, cirugía, etcétera, pero un día entró a la sala de pediatría por primera vez y se dijo: “esto es lo mío”. Siempre ha entendido su disciplina como una labor dual, al encargarse
de dos pacientes: del niño y de su madre. Recuerda que lo más impactante que ha atendido en su consulta fue un pequeño que se quedó con mucho menos pelo tras acercarse demasiado a la jaula de un león.
Tras la huida del país de más de 3.000 médicos tras la Revolución, Cuba precisaba con urgencia nuevos galenos. El país trazó un plan en el que adelantaba la entrada a la universidad a centenares de estudiantes.
Dicha medida supuso alcanzar su oportunidad soñada antes de lo que esperado. Se licenció en la Habana y se especializó en su provincia natal, Matanzas. Ostentó varios puestos en pediatría y en salud pública hasta que
en 1994 fue nombrada directora de su hospital. En 2004 viajó a Canarias tras el llamamiento de su hija. Reconoce que a pesar de tener más cerca a parte de su familia, le costó mucho dejar Cuba. Su tierra la siente en
el corazón y le cuesta no hablar de su país con admiración y nostalgia.
Lee más: Entró a la sala de pediatría por primera vez y se dijo: “esto es lo mío”
Madrileño de nacimiento, se trasladó a Gran Canaria en 1975 con Lucía, su compañera de vida. Desde los 6 años ya operaba palomas, claro reflejo de la vocación que corría por sus venas. Siempre tuvo claro que elegiría la
especialidad de Cirugía Ortopédica y Traumatología, atraído por la parte mecánica del cuerpo humano. Al igual que por su afición, el bricolaje.
Desde el primer momento y hasta ahora, ha estado convencido de que la medicina es impensable sin la vocación. A pesar de que sabe que puede ser una vida dura y difícil, le ha compensado absolutamente todo.
Que sus pacientes le recuerden después de incluso 40 años le conmueve. Sobre todo los niños, a los que fundamentalmente trató durante toda su carrera. Muy activo en su profesión, nunca ha dejado de investigar en su
campo, incluso posee técnicas quirúrgicas propias. Se jubiló como Jefe de Servicio del Hospital Materno Infantil en 2011, pero no deja de ir a congresos. Desde entonces comparte el tiempo libre con su mujer, sus tres
hijos y sus dos nietos.
Lee más: Que sus pacientes le recuerden después de incluso 40 años le conmueve
Ahora su pasión son sus ocho nietos, su familia y viajar. Se jubiló en 2006 pero a ella le hubiese encantado seguir trabajando por mucho tiempo más. El entusiasmo con el que ha vivido su profesión aún lo tiene muy
vivo y presente. Su bisabuelo, abuelo, tíos, primos, etcétera, incluso varios de la familia política fueron médicos… ser médica le vino de familia.
Natural de Cádiz, conoció durante sus estudios a un joven canario y el mismo año en el que ella se licenció, se casaron. Viajó a las islas y tuvieron dos hijos. Fue una médica y madre feliz pero tenía una espina
clavada de la especialidad, quería hacer oftalmología. Gracias al apoyo incondicional de su marido Luis, regresó sola a Cádiz con sus hijos para convertirse en oftalmóloga. La separación familiar fue dura pero contó
con los ánimos constantes de su compañero de vida. Ejerció la mayoría del tiempo en el Prudencio Guzmán y fue madre dos veces más. Tiene recuerdos muy emotivos y bonitos de sus 50 años de profesión, reflejo de ello
es que aún se emociona cuando rememora sus maravillosos años como médica.
Lee más: Se jubiló en 2006, pero aún se emociona cuando rememora sus maravillosos años como médica
Enamorado de estas Islas, vino a Gran Canaria para estar junto a sus hijos y nietos que vivían aquí, aunque su corazón está siempre en su Cuba natal. Desde su infancia pedía por Navidad juegos de médicos, tenía clara su vocación.
Como neurocirujano, ha cosechado multitud de reconocimientos y premios por su gran labor, reflejo de su amor a esta profesión. Después de estos años ejerciendo, sigue queriendo superarse, estudiando e investigando por
y para sus pacientes.
Al llegar a Canarias en 2009 se dedicó en exclusiva a tratar el alcoholismo y la drogadicción, un gran paso para su carrera, del que está tremendamente orgulloso. Se siente satisfecho de haber ofrecido sus conocimientos
y servicio desinteresado para sanar a los enfermos. Está encantado de vivir en lo que define como “paraíso terrenal”, ya que Canarias posee grandes paisajes que poder fotografiar, su gran afición. Complacido de continuar
ejerciendo, considera que mientras sea útil lo seguirá haciendo. Aunque conlleve ciertos sacrificios, está convencido de que el médico mantiene el tesoro más preciado del ser humano: la salud.
Lee más: Desde que llegó en 2009 se dedica en exclusiva a tratar el alcoholismo y la drogadicción
Nacido en Venezuela, vino a Gran Canaria por amor a Eva Rosa, su ahora mujer canaria. Se jubiló en el año 2011 y desde entonces se dedica a su familia y a partir de ahora, a sus muy esperadas nietas. Nunca creyó que la
medicina sería su elección de vida, ya que la Biología nunca se le dio bien en el instituto. Sin embargo, un compañero le animó a hacer el examen de admisión, una decisión que agradecerá toda su vida. La Pediatría le
atrajo desde el principio. Durante la residencia se emocionaba al ver que podía aliviar el dolor de los niños, que le devolvían como recompensa miradas y gestos de agradecimiento y complicidad.
La salud es un estado de bienestar que se ha encargado de preservar en sus pacientes a lo largo de su carrera. La decisión de dedicarse a la medicina “la pensó con el corazón y la sintió con la cabeza”.
Aunque sabe que el camino puede contener espinas, al final recoger las rosas merece del todo la pena. Aficionado a la poesía, reflexiona leyendo “Los Cantares” de Antonio Machado para describir el amor por su profesión,
en la que todos los recuerdos han sido mucho más que gratos.
Lee más: La decisión de dedicarse a la medicina “la pensó con el corazón y la sintió con la cabeza”
Página 5 de 12